Maternidad y crianza

La sinceridad como base para la crianza

Hoy quiero hablar de la sinceridad como base para la crianza. Es algo que se me quedó en el tintero hace unas semanas (el tema tiene chicha para escribir miles de posts). Además, llevamos unos días de confinamiento voluntario, están siendo muchas horas las dos juntas, mucha intensidad y tiempo para pensar.

No voy a entrar en valorar si miniCarmen es más madura de lo que le corresponde en ciertos temas. No tengo ni idea de qué le corresponde por su edad y por sus circunstancias. Y, como creo que quedó claro en el post anterior, no hay que comparar con el resto de niños.

Lo que sí tengo claro es que es muy sensible (no se roba, que se hereda). También sé que es inteligente y usa esa inteligencia ya en situaciones que nos van a dar muchos dolores de cabeza, ¡lo veo venir!

Una de las cosas más importantes para mi en su educación es LA VERDAD. Pienso que a los niños no hay que mentirles (y después decirles a ellos que les crecerá la nariz si lo hacen), ni adornarles la vida con hadas y unicornios. Hay quien no está de acuerdo y piensa que es mejor mantener esa inocencia pura el mayor tiempo posible. Yo creo que una cosa no quita la otra, pueden seguir siendo inocentes mucho tiempo, sin vivir en la ignorancia.

Tipos de familia

MiniCarmen ha tenido que entender desde muy temprano que hay matrimonios que terminan y se quieren de otra manera. Sabe que no todas las familias tienen a un papá y una mamá bajo el mismo techo. Me parece muy importante que sepa que hay muchos tipos de familia y todas son geniales, siempre que los miembros sean felices.

Como es normal, hay momentos en los que se pone tristona, que nos echa de menos, y hace preguntas a las que nosotros intentamos contestar con naturalidad y adaptándonos a sus 5 años. Ella me ha preguntado alguna vez “mamá, ¿por qué papá y tú ya no sois novios?”. Es uno de los casos en los que os comento que veo importante la sinceridad en la crianza. Obviamente no se le va a dar un discurso acerca de las relaciones de los adultos. Pero sí que hay que contestarle y no hacernos los locos. Los niños entienden mucho más de lo que nos imaginamos y se merecen que les seamos francos.

Dicho esto, una cosa es que les seamos sinceros y otra que les hagamos partícipes de nuestras mierdas varias, eso nunca. Se me parte el alma cuando veo situaciones (por suerte, desde la barrera) en las que los padres se tiran los trastos a la cabeza y hablan mal uno de otro delante de los niños, o llegan a decir si se ha cobrado o no la manutención. ¡Qué horror! Mis conocimientos de psicología son nulos, pero apelo al sentido común como os digo siempre. Hay que saber separar la crisis o ruptura de pareja con la paternidad. Si tu pareja te ha puesto los cuernos, tu hijo no tiene ninguna culpa ni lo convierte en el peor padre/madre de la humanidad.

En mi época, en nuestro curso había uno o dos niños con padres separados, era algo rarísimo. Hoy es algo que está a la orden del día. Nos pone la tarea muy fácil que ella tenga amigas en la misma situación.

Hace poco, le compré un libro que es maravilloso para entender la variedad de familias que existen, El Barrio de Colores. Haré pronto un post de libros infantiles que recomiendo y este es uno de mis preferidos. En el Barrio de Colores, cada casa está habitada por un tipo de familia: dos mamás con dos hijas, un papá con dos niños, unos padres con dos niños de diferentes continentes, una pareja sin niños…. Quiero que entienda que hay niños de acogida, niños adoptados o madres solteras. La palabra FAMILIA es amplísima.

Educación emocional

En esa sinceridad en la crianza y filosofía de no-unicornio que intento transmitirle día a día, una de las cosas más importantes son las emociones, ya me conocéis. Los adultos también lloramos, estamos tristes, estamos enfadados o nos emocionamos cuando algo nos hace muy felices.

No sé si es vuestro caso, pero a muchos nos han enseñado que mostrar nuestros sentimientos es signo de debilidad. Si hay algo que nos pone triste, hay que llorar a escondidas y sobre todo, nunca hay que hacerlo delante de nuestros hijos. Estoy segura de que muchos de los que me estáis leyendo no habéis visto jamás a vuestros padres llorar. Cuántos problemas y demonios internos nos habrían evitado (y se habrían evitado ellos mismos) si nos hubieran mostrado la vida tal como es, que a veces se sufre y que no pasa nada. Que hay que aprender a gestionar la tristeza, las frustraciones y los cabreos. Eso sí, los psicólogos se forran gracias a esto.

Todavía hay mucha gente de mi generación que arrastra esas creencias, y es normal porque no nos han enseñado otra cosa. Espero que cada vez vayamos mostrando más lo que sentimos sin avergonzarnos, tendremos la mente mucho más sana y así se lo transmitiremos a nuestros peques.

2 Comentarios

  • Laura M.

    este no lo había leído! totalmente de acuerdo…..la inocencia no se pierde porque le contemos las cosas tal y como son, siempre y cuando se las adaptemos a su edad….el problema es cuando no las contamos. Nos enseñaron desde muy pequeños a que no debemos llorar, no tenemos que sufrir, no hay que enfadarse…y después te das cuenta que esas sensaciones son tan necesarias como el reír!

    Muchas pena como a los niños no se les trata como a seres humanos y los subestiman….al final son como nosotros pero con otra visión de la vida y con ganas de descubrirla!

    • Carmen Navarro

      Cuando conozcas a minicarmen verás lo sensible que es y lo drama Queen a veces. Y a mi me gusta intentar que entienda cómo gestionar todos esos sentimientos.
      Hoy justo hablaba con unas amigas que he tenido un día un poco regu, ella ha venido intensa como ella sola, y le he contestado mal. Ella se ha quedado bloqueada y se ha puesto triste. Pero en seguida me he acercado a pedirle disculpas. Porque los mayores también nos equivocamos. Porque los mayores también tenemos «rabietas» y tenemos que pedir perdón por ello.
      Espero de verdad que hagamos que las nuevas generaciones sean sanas sentimentalmente hablando.

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