
Correr: mi mejor terapia
Hace años no podía entender que a la gente le gustara correr. Pensaba que solo era una moda, pero que era un aburrimiento total. Nunca imaginé que llegaría a ser mi mejor terapia.
A eso hay que añadir que, desde que íbamos al colegio, yo no había vuelto a hacer ejercicio y estaba en muy baja forma (Laura, nuestras clases desastrosas de pilates no las cuento).
Hubo una época, hará tres años, en la que el peso se me fue de las manos y decidí empezar a moverme y salir a caminar.
Cuando iba caminando veía a gente de todo tipo corriendo: jóvenes, mayores, gordos, flacos…. Y un día pensé “si ellos pueden, ¿por qué no voy a poder yo?”.
No estaba en mi mejor momento personal y esos ratos me servían, además de para ir perdiendo kilos, como vía escape. Era mi momento. Un rato para hablar conmigo misma y tomar decisiones sobre qué vida quería.
Por eso siempre digo que para mi empezar a correr fue mi mejor terapia. Y a día de hoy lo sigue siendo.
Era una manera de canalizar la tristeza y los miedos, que no eran pocos. Había días que terminaba de correr llena de lágrimas de la liberación que sentía. Vale, pensaréis que estoy taradita, pero así era y aquí hablo sin tapujos. Y así sigue siendo de vez en cuando (los kilos se fueron, pero las taras no).
Los primeros días no conseguía correr ni un minuto seguido, pensaba que me ahogaba y que tendría que llamar al 112. Pero, poco a poco, esos minutos se fueron alargando y la motivación se multiplicó por mil.
No puedo dar lecciones a nadie porque ni tengo una condición física buenísima, ni hago el mejor tiempo del mundo, ni consigo correr todos los kilómetros que me gustaría. ¡De momento!
Ya dije cuando hablé del amor propio que he decidido hablarme y mirarme bien, ¡qué narices! He conseguido lo que hace tres años ni me habría imaginado.
Lo que me gusta de correr es que vas queriendo superarte a ti mismo y cualquier avance lo tomas como un logro inmenso. Al menos a mi es lo que me pasa. Yo no soy especialmente exigente conmigo ni competitiva, así que tampoco me obsesiono. Simplemente, lo disfruto.
Pero confieso que alguna vez, cuando voy corriendo, si hago un kilómetro en buen tiempo, yo sola digo en voz alta “¡vamos!”. Más de uno de los que corre cerca habrá pensado que no estoy muy bien de la cabeza. Y razón tampoco le falta.
En el curso de Marca Personal que hice en mayo, uno de los ejercicios era el Test Creencias Ellis. Este test te muestra cuáles son las ideas que más te limitan. En mi caso, era clara la respuesta. Lo que más me afecta es la necesidad de tener el apoyo y la aprobación de las personas que quiero o a las que siento por encima de mi (padre, pareja, jefe…).
Y en el tema del deporte en general, y correr en particular, siempre he necesitado los ánimos y el reconocimiento de otros para motivarme. Siempre que terminaba de correr, mandaba un mensaje de mi tiempo, mi distancia, y mis mejoras. ¡ERROR!
Las personas van y vienen de tu vida y eso no puede hacer que perdamos la motivación. I know. Siempre os digo que la teoría yo me la sé de lujo. Pronto escribiré sobre “consejos vendo que para mi no tengo”, que en eso soy experta.
¿Y sabéis que? Que el blog es mi nueva motivación. Es algo que depende 100 % de mi, de nadie más. Pensé en escribir sobre cómo correr me ayuda en el día a día y dije: “amiga, ¿cómo vas a escribir sobre correr si llevas semanas sin mover el culo?”.
Así que vuelve a ser mi terapia y he vuelto a engancharme. Y en este momento he alcanzado un nivel superior (no en kilómetros que sigo siendo un poco paquete). Corro y desconecto.
Pienso solo en el momento, en el mar que tengo al lado mientras voy por el paseo o en la canción que estoy escuchando. Con la mascarilla nadie se da cuenta de que voy cantando como si estuviera en un concierto. O sí se dan cuenta, ¡me da exactamente igual!
En nuestra vida pre-covid llegué a correr dos carreras de 10 kilómetros, convencida por mi amigo Pepe, que fueron un impulso grande para tener más ganas de superarme. La segunda de ellas, que para mi fue muy complicada, terminé creo que la penúltima. Pero la terminé. En el tramo final estaba Rocío con sus hijos animándome y me dieron la fuerza para llegar a la meta. Cuando llegué, me abracé a ella y a Pepe llorando como una niña pequeña, ¡es indescriptible el subidón! Lo estoy recordando y me emociono otra vez.
Ojalá pronto podamos volver a esas carreras.



10 Comentarios
Viinia
Siempre has sido una valiente, solo que no te mirabas desde donde debías, ¡tu propio interior! ¡Felicidades por eso! 🙂
Carmen Navarro
Siempre lo digo, que nos cuesta un montón mirarnos bien a nosotras mismas y reconocer las cosas buenas. Gracias por tu comentario. Te quiero infinito 😘
yolanda
Proud of you my lovely friend!!!! Puedes hacer todo lo que te propongas!!! 🙂
Carmen Navarro
Rodeada de personas como tú, soy capaz de hacer cualquier cosa. Gracias por estar siempre a mi vera.
Rocío
Es que fue tan emocionante esa carrera ! Fuiste mi campeona , y lo sigues siendo 😁👏 ole tú por todos tus logros 👏👏
Carmen Navarro
Me queda mucho para ser una campeona jaja pero estoy en el camino. Espero seguir compartiendo logros contigo millones de años más 😘
Malukiya
Tu puedes con todo! 💪🏻
Carmen Navarro
¡Gracias Malukiya! 🙂
EvaG
Ufff, yo no sirvo 😅
Carmen Navarro
Todo es ponerse 🙂